Este texto es una traducción de la última sección del artículo On the terrain of capital - labour and gender regimes in Yugoslavia, publicado en inglés por la revista 'Antipolitika: anarchist journal from the Balkans'. Su número 2 está disponible en AK Press, Active Distribution y Black Mosquito. Ambos números pueden descargarse del sitio web de la revista, donde muchos otros artículos están también disponibles en formato web.

Existe una traducción al francés ; il existe une traduction en français dans le blog de Riotforliberty.

Contra el trabajo, contra el género

El objetivo del Partido Comunista de Yugoslavia, ni antes ni después de la guerra, era la lucha contra el capitalismo. El trabajo sigue siendo esencialmente el trabajo asalariado, que desempeña un papel importante en la reproducción de un sistema que gestiona los recursos humanos con regímenes de género característicos del capitalismo. A partir de la literatura existente, la relación entre trabajo y género sólo podría discutirse a partir de la posición de las mujeres. Sin embargo lo que queríamos era considerar lo perjudicial y anacrónico que es celebrar el régimen laboral yugoslavo, especialmente desde una perspectiva crítica de género contemporánea. Durante la posguerra, la moral de la dura labor fué una característica tanto de los países capitalistas como de los socialistas, y la experiencia de Yugoslavia no produjo nada más que cimentar estructuralmente la identificación de los trabajadores, los partidos laboristas y muchos izquierdistas dentro de la posición del Trabajo. Es decir, con la posición del capital. El otro aspecto complementario de la moral de la dura labor es la moral de la familia con roles de género estrictamente regulados, como se evidenció en Yugoslavia por la criminalización y patologización de gays y lesbianas a los que se acusó de perversión y ociosidad, es decir, de una actitud defectuosa e indisciplinada hacia la sexualidad y el trabajo, respectivamente, por ser una amenaza para la reproducción social.

¿Qué significa la glorificación de Yugoslavia y del trabajo, por parte de las feministas e izquierdistas contemporáneas, en el contexto actual de la crisis laboral? ¿Qué significa para nosotrxs hoy la celebración del trabajo femenino? ¿Qué es lo que tenemos que construir hoy con el trabajo heroico? En la actualidad los países desarrollan diferentes programas de empleo, subsidios y otras medidas que deberían paliar la inestabilidad existente. Y diversas ONGs, entre ellas las feministas y las LGBTI, intentan comprometerse con diversos sujetos inempleables e incorporarlos al mundo del trabajo a través de diversas campañas y propuestas políticas: mujeres, personas queer, jóvenes sin experiencia, personas mayores, personas sin hogar, personas con discapacidad, enfermedades crónicas, etc. En el contexto de estos tristes esfuerzos hay una visión nostálgica de la falsa imagen de la sociedad laboral yugoslava y de la posición de las mujeres en ella, por lo que creemos que sin duda conduce a perspectivas que refuerzan el papel del Estado así como del terror laboral y de género. Porque el capitalismo moderno exige identidades más flexibles, pero todavía específicas de género, por lo que la política laboral "progresista" y las políticas "progresistas" relacionadas con el género (igualdad de género, reconocimiento legal del género, etc.) siguen controlando y gestionando a los diferentes sujetos de acuerdo con los conceptos de género ya establecidos. Estas políticas progresistas no proponen formas de vida diferentes al sistema existente. Sus aspiraciones se limitan a despejar el terreno y a establecer un diálogo con el poder para superar la crisis económica de forma más igualitaria y digna. La gente necesita mantenerse ocupada, por lo que el trabajo tiene que ser más justo y agradable, y las mujeres, les maricas y diversos sujetos "improductivos" tienen que tener la impresión de que también son, por su condición de trabajadores, ciudadanos y que participan en la toma de decisiones. La crisis moderna no crea desempleados sólo entre los no cualificados y los "difíciles de emplear", sino también entre los que ansían los puestos de dirección y que, en forma de estudiantes de trabajo social, de carreras de ONGs, de artistas socialmente comprometidos, de jóvenes asociados a los sindicatos, etc. quieren educar, dirigir y gobernar a los trabajadores, o a algunos de su construcción de trabajadores, para crear algunas funciones y puestos ficticios. No hay mayor placer para ellos que decir, al hablar de algún grupo social, que "ellos también son trabajadores", o para algún problema social que "es una cuestión de clase", como si esas afirmaciones en sí mismas estuvieran resolviendo algo. Lo que cumplen estas afirmaciones, es reducir la gente a un ente maleable y controlable que podrán representar mediante sus ONGs y partidos, según la conocida receta izquierdista de la "vanguardia" que gestiona la producción y el estado durante el "periodo de transición".

Por eso siguen imponiendo como modelos a los trabajadores yugoslavos que trabajaban para el Estado y el partido. Sin embargo, consideremos la posibilidad de que el rechazo de la identificación con la figura del trabajador, o el rechazo de la identificación con el trabajo, pueda llevar al rechazo de otros roles sociales, como los roles de género, que están aquí para estructurar funcionalmente nuestras vidas y alejarnos de nuestras apetencias y afinidades. Además del rechazo del trabajo en la "esfera productiva", por supuesto, tiene que haber también un rechazo del trabajo en la esfera no productiva, reproductiva, es decir, el rechazo del Estado y su papel de permitir la reproducción del trabajo mediante la codificación y la gestión del hogar heterosexual. Porque, como mantenedor de la división del modo de producción capitalista en trabajo productivo e improductivo, el género requiere una reproducción continua a través de la violencia, y el estado está ahí para apoyar esta violencia. Debido al papel que el género y el estado tienen en el modo de producción capitalista, nuestra lucha contra el trabajo y el género no puede tener las características de las luchas laborales por una mejor posición en el sistema de producción. Mientras nos empeñemos en participar en el diálogo con el poder, y politicemos nuestra lucha asociándonos aparentemente a la clase obrera y proclamando nuestros temas como cuestiones de clase, mientras recurramos a las demandas racionalistas y democráticas de igualdad política, mientras nos esforzemos en estar representadxs por los partidos, los sindicatos y las ONG, seguiremos estando en el campo del capital.

Tapa de la revista Žena u borbi No 2, 1950 (fuente: Antipolitika).